-ENSAYOS Y SEMINARIOS SOBRE EL CUERPO EN ESTADO DE DANZA-
Gustavo Emilio Rosales
LOS LIBROS
Ensayos para penetrar en la danza desde el cuerpo de la imagen verbal y sus fantasmas
Ensayos para pensarse uno mismo en estado de danza
Ensayos para situar la danza como un saber, como un destino, como un amor salvaje y anhelado.
Días de Danza
Antropología del cuerpo
en estado de danza
Tablero de ensayos breves acerca del cuerpo en estado de danza y sus condiciones
como realidad cotidiana, social, allende las nociones específicas del factor espectáculo.
Se propone como una galería de asombros, un basamento de inspiración, un
filo de provocaciones, un alud de cuestionamientos que entrelazan filosofía,
poética y teoría de la performance.
Excelente compañero de viaje.
Epistemología del cuerpo en estado de danza
El estado de danza es la transformación poética de la imagen del cuerpo. Su
aparición es adictiva y no resulta extraño que lo sea pues el Abismo es proclive
a tornarse tentación recurrente.
Baila el bailarín, pero la danza establece y habita su morada en latitudes
más distantes que el baile. Territorios atópicos para el discurso regular, donde
el lenguaje y el paradigma no se atreven.
Y tú, ¿te atreverías a ser y a hacerte hoy danza?
Intemperancia y situación de una
Atopía
Las actuales tendencias conceptuales y estéticas de la danza contemporánea mexicana
La atopía es un concepto epistemológico retomado del antiguo cosmos griego por
Roland Barthes para designar lo que existe fuera de lugar, fuera de rutas. Es la
dimensión de lo inclasificable, extraño, desusado, raro, excéntrico, dispar.
Tal es la condición en la que se mueve la danza contemporánea de México, en la juventud del siglo XXI: ámbito constelado de paradojas, contradicciones, absurdos
y sorpresas; no pocas sorpresas.
FANTASMATA. Los Espectros del Cuerpo.
Tal vez la danza no sea más que una forma suntuaria (en extremo lujosa, pues prescinde del concepto posesión) de dejar pasar el tiempo; pasar entre nosotros…, de permitir que nos penetre desde su empuje voraz y no significante, de abandonarnos a su voz enmudecida para simular que podemos ser proclives a canjear cualquier mutable ilusión de eternidad por tan sólo un momento; un momento exquisito que nos permita vislumbrar que ha valido la pena haber vivido; este preciso presente, por ejemplo - que se va, que se fue, que adviene –, en el que nos es dado rendir gracias al sol, al filo, a la tenacidad, la sal y a los fantasmas. También a los fantasmas. Porque sin ellos no habría danza; no habría nada, en verdad, que valiera la pena.
